jueves, agosto 21, 2008

Recomendaciones

-"Al centro y violento", una entrevista con Horacio Castellanos Moya en Radar Libros.



-La Revista Ping Pong No. 8 ya está en línea. Con poemas de los participantes del VII Festival Internacional de Poesía de Costa Rica entre varias cosas más.



-José Saramago ha terminado de escribir su última novela. Por simacito no lo logra pues estuvo bastante mal de salud durante su escritura. Se llama El viaje del elefante y hay un fragmento de la misma en su página web.



-Y si tiene Cinemax, no se pierda esta noche a las 9:15 p.m. (hora centroamericana), Festival Express, un documental sobre el tren que recorrió Canadá en junio de 1970, con varios músicos como Janis Joplin, The Band y Grateful Dead.



-Y para que se vayan poniendo en ambiente: Janis Joplin junto a Big Brother and the Holding Company con "Combination of the Two". Y recuerden: "El tequila es para continuar" (Janis Joplin y la Cayetana dixit)... ;-)



miércoles, agosto 20, 2008

Yoda, el gato con cuatro orejas

468x699.jpgValerie y Ted Rock se encontraban de visita en un bar cerca de su hogar en Chicago, cuando notaron una jaula sobre la barra y a la gente pasando un gato de unas manos a otras. El dueño le estaba buscando un hogar.

Los Rock recién habían enterrado a un gato que tenía poco más de 20 años de vivir con ellos y estaban tan dolidos que habían decidido no tener ni un gato más. Pero entonces les pasaron al minino y éste se echó a dormir sobre la nuca de Ted. Eso fue suficiente para fascinarlos, pese a que el gato tenía “un pequeño detalle”: tenía 4 orejas.

Cuando lo adoptaron decidieron llevarlo a un veterinario para que examinara la situación. El veterinario admitió no haber visto jamás antes un caso igual. Decidieron llamarlo Yoda, en honor al personaje de La guerra de las galaxias.

Yoda vive una vida muy normal. Es muy sociable, le fascina el pan y es poco vocal. Valerie apenas se da cuenta que está ronroneando cuando le pone un dedo sobre la garganta para sentir la vibración.



En internet pueden encontrarse varios de estos curiosos casos de gatos con cuatro orejitas. Según una página bastante exhaustiva sobre curiosidades médicas felinas, dichas orejas extra no tienen capacidad auditiva y son mutaciones genéticas. En los años 50 se creía que estas mutaciones afectaban el cerebro de los gatos, pero variados casos en diversos países del mundo lo desmienten. Y salvo casos bastante excepcionales, dichos felinos suelen llevar una vida absolutamente normal.

martes, agosto 19, 2008

¿El trabajo ennoblece...?

Hay épocas en que me siento con la cabeza en blanco y no acude ningún pensamiento a mi. Como si el viento no soplara, como si todo se hubiera detenido.

En esos momentos, el blog sufre.

Estoy segura que necesito unas buenas vacaciones, de esas de estar un mes (sí, 30 largos días) tendida en alguna playa, por ejemplo, y no hacer nada, no preocuparse por nada, no estar centaveando ni angustiada por las finanzas ni por los tiempos por venir, de no leer, no escribir, no ver computadoras, correos ni noticias, 30 días para ser y estar.

Nada más ser y estar.

Y que los pensamientos viajen dentro de mi cabeza como barquitos de velas blancas en un soleado día de verano, cielos celestes y nubes en forma de conejitos.

Es en días así cuando atracan trasatlánticos en mi cabeza, barcos con historias grandes y pequeñas, con pequeños ratoncitos de palabras que se esconden y que yo tengo que perseguir por pasillos y agujeros pero que termino encontrando y hasta haciéndonos amigos.


Repito: necesito bien urgente unas vacaciones largas.

Pero por ahorita, ni pensarlo.

De vuelta a la esclavitud.



¿Quién fue el idiota que dijo que el trabajo ennoblece al hombre?

Quizás se confundió, o alguien lo escuchó mal. Debe ser que dijo: el trabajo embrutece al hombre.

Me siento el vivo ejemplo de eso.

lunes, agosto 18, 2008

¿Dónde están los editores salvadoreños?

En los últimos días de julio, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guatemala (FILGUA), cuatro escritores salvadoreños presentamos tres novelas y un libro de cuentos.

Rafael Menjívar Ochoa presentó Trece, Vanessa Núñez Handal, Los locos mueren de viejos y Jorge Galán El sueño de Mariana (de la cual esta misma revista presentó un generoso avance hace un par de semanas). Todas fueron publicadas en la guatemalteca F&G editores, uno de los sellos más consolidados de la región y que comienza a proyectarse internacionalmente.


Yo presenté mi libro de cuentos El Diablo sabe mi nombre, publicado en Costa Rica por Uruk Editores, un pequeño sello independiente que ha firmado un visionario acuerdo con Fondo de Cultura Económica para utilizar su estructura y poder distribuir sus ediciones en toda la región.

A esta lista de salvadoreños publicando fuera del país podemos agregar a Horacio Castellanos Moya, Claudia Hernández (quien ha publicado en Guatemala también) y Róger Lindo quien publicó su excelente primera novela El perro en la niebla, en una editorial de España.

Esta lista creciente de salvadoreños que publicamos en el exterior, si bien es motivo de celebración, debe servir también como un espacio de reflexión. Porque lo cierto es que detrás de esto hay una verdad contundente: si no publicáramos nuestros libros fuera del país, ya no publicaríamos nada. ¿Por qué? Pues porque en El Salvador, simple y sencillamente, no hay espacios de publicación.

Desde hace demasiados años el sector editorial salvadoreño está tan deprimido, que muchos de los escritores nacionales han optado por la auto publicación como único recurso para dar a conocer su trabajo.




Una de las editoriales que casi a marcha forzada publica algunos pocos títulos al año es la Dirección de Publicaciones e Impresos de Concultura, la cual se ha enfocado en autores noveles a través de la serie “Nueva palabra”, pero que ha descuidado la continuidad de otras de sus colecciones importantes, como “Ficciones” o la colección de poesía.

Clásicos Roxil, hasta donde sé, continúa con su línea de libros de texto y quizás algún que otro título nuevo del cual a duras penas nos damos cuenta. Y creo que ahí se para de contar en cuanto a publicaciones de ficción de autores nacionales.


Desafortunadamente siempre que se toca el tema, los editores o los involucrados en esta área se ponen a la defensiva y para justificar la escasa producción editorial recurren al trillado pretexto de que “en El Salvador no se lee”. A este problema se agregan la falta de distribución y de difusión de la obra nacional.

Por desgracia da la impresión de que hay una actitud de cruzar los brazos y de no empeñar ni el mínimo esfuerzo para dar a conocer el libro salvadoreño, dentro ni mucho menos fuera del país, como si eso no valiera la pena hacerse. Y daré dos ejemplos.

En la Feria Internacional del Libro de Costa Rica, celebrada a fines de junio de este año, se instaló un pabellón centroamericano, para resaltar las publicaciones de cada uno de nuestros países. Pero la Cámara Salvadoreña del Libro hizo algo que me resulta enigmático: llevó libros solamente en exhibición. Peor aún, varios de los libros no fueron facilitados por las editoriales sino que pertenecían a bibliotecas personales de dos o tres personas que generosamente los prestaron.

En la FILGUA (que se está proyectando como la feria del libro más importante de Centro América), no hubo representación de ninguna editorial salvadoreña, a excepción de UCA Editores. La Cámara Salvadoreña del Libro brilló por su ausencia.

Que se desaprovechen vitrinas de gran público como las ferias del libro o que no se publique literatura en El Salvador, me parece el reflejo de una falta de visión de las instituciones salvadoreñas, incluida la empresa privada. Si bien publicar libros no es una actividad tan lucrativa como lo es vender pollo frito o hamburguesas, invertir en la cultura de un país consolida un capital humano con valores morales y estéticos que buena falta nos hacen.

Estoy segura de que en El Salvador hay suficiente dinero como para fundar una editorial que se dedicara a publicar, de manera consistente, novelas, cuentos, poesía y toda la abundante cantidad de literatura salvadoreña que se produce actualmente. Si lo han logrado otros países de la región, ¿por qué no nosotros?

Supongo que la Cámara Salvadoreña del Libro podrá emitir explicaciones para justificar su ausencia y/o asistencia a ferias del libro para sólo exhibir libros prestados; los escasos editores que subsisten tendrán también su lista de motivos por los cuales tienen cerrada la publicación de autores salvadoreños.

No puedo evitar pensar que el problema de fondo es que falta interés por parte del gran capital y del Estado mismo. Y sobre todo falta respeto, valoración y aprecio por la obra de nuestros autores contemporáneos.

Pongo mis manos al fuego por esto que voy a decir: El Salvador se da el lujo de tener un grupo de autores que escribe, no sólo con constancia, sino con un nivel de calidad indiscutible. Lo hacemos contra viento y marea, sin estímulo alguno y sobre todo, porque la literatura es nuestra vocación personal.


Es lamentable que el lector salvadoreño no tenga acceso a la obra de sus escritores, porque éstos se ven obligados a publicar fuera del país y porque los que aún se llaman “editores”, prefieren optar por lo fácil y lo seguro, que son los textos escolares, sin apostarle a la literatura nacional.

Nuestros editores prefieren promover, de manera indirecta, la fuga de nuestros cerebros literarios al no publicarlos. Y lo lamento en particular por los nuevos escritores que, ansiosos e ilusionados, con sus libros bajo el brazo, tendrán un camino más que difícil para dar a conocer su obra.

Que no le quede duda a nadie: los escritores nacionales estamos haciendo nuestro trabajo, que es escribir. Y lo estamos haciendo muy bien. Pero ¿los editores están haciendo el suyo? ¿Dónde están los editores salvadoreños?



(Publicado ayer en "Séptimo Sentido" de La Prensa Gráfica, columna "Gabinete Caligari").