A Martin Scorsese se le ocurrió un día filmar un concierto de los Rolling Stones. Los rockeros estuvieron de acuerdo. Ahí comenzó todo: llamadas telefónicas a través del mundo donde Scorsese y Mick Jagger discuten por el escenario, por las cámaras pero sobre todo, por la lista de las canciones que van a tocar. A Scorsese le urge tener esa lista para poder planificar cómo van a moverse las cámaras. Hay tres listas de las canciones a cantarse: las probables, las que no quieren cantar, la segunda o tercera opción. Scorsese desespera. Se quita y se pone los anteojos totalmente nervioso. A Jagger no le gusta el escenario. Scorsese insiste en la lista de canciones. Jagger en un avión hace listas y listas.
Scorsese, con la meticulosidad del perfeccionista, quiere poder planificar cada detalle. Los Rolling, bueno, actúan más de acuerdo a cómo se sienten el mero día de los hechos.
Finalmente, ya puestos todos en el Beacon Theater de Nueva York, organizado el concierto para la Fundación Clinton, los Rolling Stones saludan al viejo Bill, a la casi presidenciable Hillary y a 30 invitados de los Clinton, antes de que llegue el momento de la música.
Bill Clinton los presenta. Entre bambalinas, Martin Scorsese todavía no tiene la lista de las canciones del concierto. Al fin se apagan las luces, una voz anuncia a los Rolling Stones y en ese preciso instante, le pasan la lista de canciones a Martin. ¿Por qué era tan importante? Porque si comenzaban con una canción cuya intro son guitarras, las cámaras tendrían que enfocar a Keith Richards y Ronnie Wood, pero si era alguna otra que comenzara, por ejemplo, con un solo de piano, habría que enfocar a Mick Jagger.
Pero en efecto, empiezan duro, muy duro, con “Jumping Jack Flash”.
Shine a Light es la filmación de este realmente estupendo concierto de los Stones. Porque hay que admitirlo: yo soy fan de los Stones, pero he visto algunos conciertos donde de pronto como que hay versiones que decepcionan o que no se cantan con tanta potencia o tiene altibajos. En este caso, Scorsese estuvo de muchísima suerte y logró atrapar no solamente un gran concierto sino la potencia y la inspiración que todavía mueve a estos reyes del rock.
Keith Richards toca con toda inspiración su guitarra. Ronnie Wood hace lo suyo. El siempre serio Charlie Watts, desde la retaguardia de la batería, no ha perdido su ímpetu. Y Mick Jagger se mueve serpentino sobre el escenario y canta con la voz intacta.
Hay invitados. Buddy Guy acompaña al grupo para cantar “Champagne and Reefer” (“Champaña y marihuana”), Jack White de The White Stripes alterna con Jagger en “Loving Cup” y Christina Aguilera aparece para una versión de “Live with Me”.
En lo personal, me encantaron las versiones de “Tumbling Dice” y “As Tears Go By”, por cierto, dos de mis canciones favoritas de ellos.
El material incluye algunos cortos de entrevistas a través del tiempo y de la historia del grupo. Es curioso cómo una de las preguntas más frecuentes que quizás se les han hecho es ¿por cuánto tiempo seguirán haciéndolo (es decir, cantando y de gira)? Ellos contestan que siempre. Alguien les pregunta al jovencísimo Jagger ¿se miran haciendo esto cuando tengan 60 años? Sí, contesta Jagger, sin duda alguna.
Y aquí están, sus reales majestades del rock, para quienes la música es una forma de vida y no un asunto de edad. Como debe de ser.
El DVD incluye material de los preparativos del concierto y 4 o 5 canciones que no fueron incluidas en el corte final.
¿Y cuál es el próximo proyecto musical de Scorsese? Un documental biográfico sobre George Harrison. Pero para eso tendremos que esperar hasta el 2010.