A Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich
¿Con qué puedo retenerte?
Te ofrezco magras calles, ocasos desesperados, la luna
de los corroídos suburbios.
Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado
largamente a la luna solitaria.
Te ofrezco mis antepasados, mis muertos, los fantasmas
que hombres vivientes han honrado en mármol:
el padre de mi padre muerto en la frontera
de Buenos Aires, dos balas a través de sus pulmones,
barbado y muerto, envuelto por sus soldados
en el cuero de una vaca; el abuelo de mi madre
-con tan solo venticuatro años- encabezando
una carga de trescientos hombres en el Perú, ahora
espectros en desvanecidos caballos.
Te ofrezco cualquier agudeza que puedan contener
mis libros, cualquier hombradía o humor en mi vida.
Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.
Te ofrezco ese meollo de mí mismo que he salvado,
de alguna manera: el corazón central que no
comercia con palabras, no trafica con sueños,
y está intocado por el tiempo, por la alegría,
por las adversidades.
Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista
en el ocaso, años antes de que hubieras nacido.
Te ofrezco explicaciones de ti misma, teorías sobre ti misma,
auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.
Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre
de mi corazón; trato de sobornarte con
la incetidumbre, con el peligro, con la derrota.
De El otro, el mismo
Traducción de Roberto Fernández Retamar
JORGE LUIS BORGES
En los días en que estuve sin computadora (y por ende, desconectada), se me metió entre ceja y ceja leer este poema que no tengo en versión impresa y que tuve que buscar en internet.
Ojalá doña María Kodama no me demande por reproducirlo. Parte de las noticias literarias más movidas de los días recientes ha sido la negativa de Kodama a publicar la obra completa de Borges en francés y todos los dimes y diretes nacidos a partir de ello. Una nota bastante completa sobre el asunto pueden encontrarla en Piel de Leopardo.
Y para completar el asunto, va la versión en inglés del poema, que fue la original que escribió Borges y que luego muchos se dieron a traducir (algún día deberé intentar, como ejercicio, mi versión):
What can I hold you with?
I offer you lean streets, desperate sunsets, the
moon of the ragged suburbs.
I offer you the bitterness of a man who has
looked long and long at the lonely moon.
I offer you my ancestors, my dead men, the
ghosts that living men have honoured in marble:
my father's father killed in the frontier of
Buenos Aires, two bullets through his lungs,
bearded and dead, wrapped by his soldiers
in the hide of a cow; my mother's grandfather
-just twentyfour- heading a charge
of three hundred men in Peru, now ghosts on
vanished horses.
I offer you whatever insight my books may
hold, whatever manliness or humour my life.
I offer you the loyalty of a man who has never
been loyal.
I offer you that kernel of myself that I have
saved, somehow --the central heart that deals
not in words, traffics not with dreams, and is
untouched by time, by joy, by adversities.
I offer you the memory of a yellow rose seen at
sunset, years before you were born.
I offer you explanations of yourself, theories about
yourself, authentic and surprising news of your-
self.
I can give you my loneliness, my darkness, the
hunger of my heart; I am trying to bribe you
with uncertainty, with danger, with defeat.