sábado, agosto 26, 2006

¿Con qué puedo retenerte?

A Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich





¿Con qué puedo retenerte?

Te ofrezco magras calles, ocasos desesperados, la luna

de los corroídos suburbios.

Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado

largamente a la luna solitaria.

Te ofrezco mis antepasados, mis muertos, los fantasmas

que hombres vivientes han honrado en mármol:

el padre de mi padre muerto en la frontera

de Buenos Aires, dos balas a través de sus pulmones,

barbado y muerto, envuelto por sus soldados

en el cuero de una vaca; el abuelo de mi madre

-con tan solo venticuatro años- encabezando

una carga de trescientos hombres en el Perú, ahora

espectros en desvanecidos caballos.

Te ofrezco cualquier agudeza que puedan contener

mis libros, cualquier hombradía o humor en mi vida.

Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.

Te ofrezco ese meollo de mí mismo que he salvado,

de alguna manera: el corazón central que no

comercia con palabras, no trafica con sueños,

y está intocado por el tiempo, por la alegría,

por las adversidades.

Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista

en el ocaso, años antes de que hubieras nacido.

Te ofrezco explicaciones de ti misma, teorías sobre ti misma,

auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.

Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre

de mi corazón; trato de sobornarte con

la incetidumbre, con el peligro, con la derrota.



De El otro, el mismo

Traducción de Roberto Fernández Retamar



JORGE LUIS BORGES




En los días en que estuve sin computadora (y por ende, desconectada), se me metió entre ceja y ceja leer este poema que no tengo en versión impresa y que tuve que buscar en internet.

Ojalá doña María Kodama no me demande por reproducirlo. Parte de las noticias literarias más movidas de los días recientes ha sido la negativa de Kodama a publicar la obra completa de Borges en francés y todos los dimes y diretes nacidos a partir de ello. Una nota bastante completa sobre el asunto pueden encontrarla en Piel de Leopardo.

Y para completar el asunto, va la versión en inglés del poema, que fue la original que escribió Borges y que luego muchos se dieron a traducir (algún día deberé intentar, como ejercicio, mi versión):



What can I hold you with?

I offer you lean streets, desperate sunsets, the

moon of the ragged suburbs.

I offer you the bitterness of a man who has

looked long and long at the lonely moon.

I offer you my ancestors, my dead men, the

ghosts that living men have honoured in marble:

my father's father killed in the frontier of

Buenos Aires, two bullets through his lungs,

bearded and dead, wrapped by his soldiers

in the hide of a cow; my mother's grandfather

-just twentyfour- heading a charge

of three hundred men in Peru, now ghosts on

vanished horses.

I offer you whatever insight my books may

hold, whatever manliness or humour my life.

I offer you the loyalty of a man who has never

been loyal.

I offer you that kernel of myself that I have

saved, somehow --the central heart that deals

not in words, traffics not with dreams, and is

untouched by time, by joy, by adversities.

I offer you the memory of a yellow rose seen at

sunset, years before you were born.

I offer you explanations of yourself, theories about

yourself, authentic and surprising news of your-

self.

I can give you my loneliness, my darkness, the

hunger of my heart; I am trying to bribe you

with uncertainty, with danger, with defeat.