miércoles, febrero 04, 2009

Todos venimos de Poe

200px-Edgar_Allan_Poe_2.jpgComo Edgar Allan Poe es inmortal, hoy cumple 200 años. Y está bien vivo y saludable.

Me preguntaba ayer qué canción le gustaría le fuera cantada (ciertamente no le gustaría el “japy berdey tú yú”). Pensé que quizás le agradaría un buen réquiem, acaso el de Mozart. ¿Y de pastel? Sin duda, uno de chocolate amargo en forma de escarabajo dorado... acompañado, claro, con un buen brandy.

Lo cierto es que Poe sigue siendo imprescindible para todos los que pretendemos ser escritores y en particular, para el que quiera dedicarse a escribir cuentos. Si hubo alguien que revolucionó, afincó, fundó y contribuyó a hacer del cuento lo que es hoy en día, fue sin duda él. Amén de sus contribuciones al terror, al suspenso e incluso al género negro. Todos venimos de Poe.

Y no creo con estos comentarios estar ni exagerando ni hablando a partir de mi amor personal por él, un amor que comenzó al primer susto, alguna lejana tarde de sábado viendo un animado siniestro sobre “El corazón delator”. Como ya mencioné por acá, el único cuento que realmente me ha dado escalofrío y el que sigue siendo al día de hoy, mi favorito de Poe. De hecho, si yo tuviera que hacer un top ten de mis cuentos favoritos, ése sería uno de ellos.


Y no voy a decir más ni a ponerme solemne porque seguro estarán leyendo mucho sobre él hoy en otros blogs o revistas literarias. ¿Celebraciones? Un par de libros publicados, como Una vida truncada de Peter Ackroyd, quien intenta reconstruir los últimos 6 días en la vida de Poe, días en los que no está muy claro qué pasó exactamente ni cómo llegó a ser encontrado totalmente ebrio tirado en una calle de Baltimore. Poco después sufriría un delirium tremens y moriría a los 40 años (sigh).

Otra publicación conmemorativa es la que lanzó Páginas de Espuma en España. La edición de los cuentos completos de Poe, traducidos por Julio Cortázar, preparada por Jorge Volpi y Fernando Iwasaki, con un estudio introductorio de Carlos Fuentes y otro de Mario Vargas Llosa y 67 escritores españoles y latinoamericanos que comentamos brevemente cada uno de los cuentos.

Suena a orquesta, pero sí, fui invitada a participar en dicha edición. Y pasó algo bien curioso: para repartir los cuentos entre todos los escritores, se usó el estricto orden alfabético entre autores y cuentos. Y en ese estricto orden, me tocó en suerte justa y precisamente “El corazón delator”. Cuando lo supe, no pude evitar otro escalofrío.

Así es que ¡salud Poe!

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