viernes, diciembre 09, 2005

El sueño de la sopa de tarántulas

Sueño que camino con una mujer que no conozco en una especie de hotel o centro comercial. Una mujer daba clases de cocina a un grupo y habían platos para degustación. Nos acercamos con mi acompañante a probar uno. Tomé una sopa. Dentro de la sopa había tarántulas. Probé una, sin asco ni miedo, como la cosa más normal.Luego me fui caminando hacia una pared donde había unos árboles. Alguien me dijo o supe, no sé, que esos árboles estaban puestos allí para criar a las tarántulas que se usaban para las sopas. Y ellas caminaban por los troncos y las ramas de los árboles.

jueves, diciembre 08, 2005

Imagine


You may say I'm a dreamer,
but I'm not the only one...

John Lennon
(9 Oct. 1940 - 8 Dic. 1980)


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martes, diciembre 06, 2005

Otro Road-Movie


Sábado, 1:15 p.m.
Una culebra café trata de cruzar la calle. El asfalto arde.
El taxista trata de pasarle encima pero por suerte no lo logra. Odio a la gente que lo único que sabe hacer con los animales es matarlos.
Anderson, mi taxista de siempre, no llegó a la frontera. Así es que he tenido que irme hasta San Juan del Sur con este tipo grosero, tosco y bruto, que apenas habla, y que cuando abre la boca es para quejarse de lo mal que está la carretera, de que no hay clientes y que ya se va para su casa porque no hay trabajo.

1.25 p.m.
Un caballo quiere cruzar la carretera. Se para al borde del asfalto. El taxista pita. Al escuchar la bocina, el caballo ladea su cabeza. Entonces puede verse su ojo izquierdo, gris, muerto.
-Un caballo tuerto -dice el taxista cavernícola.

2, 3, 4 p.m., etc.
Almuerzo, me acuesto a la siesta, pienso levantarme a las 4 para ir a la playa un rato pero duermo hasta las 5 y media, agotada por un cansancio acumulado.
Trato de leer algo, pero me duele la cabeza. Veo una película en la tele, Birth, ésa en la que Nicole Kidman sale con un espantoso corte de pelo y cree que un niño es su esposo reencarnado, pero la película es floja y no ahonda en el asunto de la reencarnación y al final no se entiende por qué o si o qué onda con el niño y me duermo temprano o trato, porque los restaurantes de la playa tienen algo de música y se oyen cohetes pero puede más el cansancio y cierro mis ojos al silencio del sueño.

Domingo
Desayuno. Un gringo viejo y gordo me quiere sacar plática. Me hago la que no hablo inglés. Mis desayunos son sagrados, sorry.
Termina hablando con una tica y una italiana que tienen casas en San Juan del Sur y Alajuela y las están vendiendo o algo así. Hay partes de la plática inevitables de escuchar porque hablan a gritos, como si estuvieran sordos todos.
Me voy a la playa.

Camino. Camino mucho. Y pienso. En todo. O en nada.
Me asombra el mar. Siempre igual, pero siempre diferente. La marea en otra intensidad, en otros colores. El sol en otra posición. La luz, las sombras. Las nubes como inmensos animales de algodón que pueden aplastarte en cualquier momento.
Un grupo de nubes oscuras. Y cae lluvia. Y si te salís de la franja de las nubes, ya no llueve.
Camino hasta el final de la bahía. Hasta las piedras, al borde del cerro. Las piedras son inmensas. Hay un silencio, una vibración diferente en ese lugar.
Pero las piedras no están muertas. Tienen agujeros y adentro, hay vida. Caracoles, cangrejitos, animales cuyos nombres desconozco. Y sonidos. Crujidos. Pienso que es agua que cae sobre la playa, pero no. Quizás los animalitos dentro de las piedras hacen ese crujir. No sé.
Observo. Toco. Busco. Descubro. Escucho. Huelo.
Palpo a través de mis pies descalzos las texturas de las piedras, del agua más helada encharcada en algunos huecos, de la arena, en un tono café, de las piedras sueltas, de los caracolitos.
Las piedras tienen vida, estoy segura.

Tomo el sol. Dejo pasar el tiempo. Dejo pasar los pensamientos. No quiero pensar en nada.
Lejos, todo lejos, muy lejos de mí.
Y se intensifica (como en cada viaje a alguna playa), ese viejo sueño mío de vivir junto al mar. Como logró hacer la querida Cayetana.

Duermo la siesta.
Almuerzo tarde.
El tiempo es eterno.
Nada es importante.
Eso es lo que me gusta del mar.
Todo está lejos, nada es urgente.
Nada existe.
Sólo el mar y el silencio.

La playa está llena domingo en la tarde.
Un grupo de muchachos juega a la pelota.
Una mujer le enseña trucos a un perrito negro.
Una pareja pasea con su bebé y su perro.
Una muchacha sola toma su tabla de surf e intenta, en vano, montar un ola en una playa que está mansa, muy mansa.
El crucero que estaba ayer en la mañana anclado mar afuera se ha ido.
Pocas lanchas en la bahía.
De algún lugar se escucha El Triste, de cuando José José todavía tenía voz: que triste dicen todos que estoy/que siempre estoy hablando de ti/no saben que pensando en tu amor/en tu amor/he podido ayudarme a vivir.
Y luego, Hoy tengo ganas de ti, del recién fallecido Miguel Gallardo.
Y pienso en Alguien.

Trato de llamar a Anderson por teléfono. Inútil. No hay salida para celulares en la recepción de mi hotelito. El público de afuera es sólo con tarjeta y no acepta monedas.
Veo The day after, o algo así, la película de las tormentas gigantescas que inauguran la nueva era de hielo en el planeta y todos los gringos cruzan el Río Grande para entrar ilegalmente a México, jaja.

El regreso
... así es que decido salir temprano y desayunar en Peñas Blancas porque tengo que buscar un taxi que me lleve hasta allá, y en el justo, exacto preciso momento en que pongo mis pies en la calle, pasa un carro y es Anderson. Sorpresa.
Él está por "casualidad" en San Juan del Sur pues han entrado un par de cruceros y quiere ver si logra algún cliente, pero tardarán un rato en bajar los turistas, así es que me lleva hasta la frontera. Me sorprendo de la admirable sincronización que ocurre en la vida a veces: si yo hubiera salido diez minutos antes o después, si él hubiera doblado en una calle antes, no nos hubiéramos visto.

El paso está tan lleno como el día que vine. Los nicas viajan en esta época a Costa Rica para cortar café y viajan por cientos. Y también viajan por cientos de regreso a Nicaragua, cargados de maletas y bultos, por las vacaciones de fin de año, por la Purísima (una de las festividades más populares de los nicas). A la ida, pasé una hora haciendo fila para por fin pasar por migración. Ahora espero media hora.

No hay luz en Peñas Blancas. El calor derrite. Me meto al cafetín, pido un gallo pinto (o casamiento o arroz con frijoles) y huevos con jamón y un café. Mi bendito café. La vida no es nada sin una buena taza de café. Y es un cafetín de frontera, pero el café es excelente.
Veo a los conductores de autobuses, a los que venden boletos, a los que venden los sellos de salida para los ticos. El trajín, la transa, el submundo, sus códigos. Y yo soy una parte más de este escenario (ya los de los buses me conocen, me saludan).

Falta cosa de una hora para que salga el próximo bus. Me siento en una banca a esperar. Mientras espero, leo una New Yorker que me envió una amiga.
Leo "Early Music", un cuento de Jeffrey Eugenides, el mismo de Middlesex.
No está mal el cuento, pero nada de la altura de su novela.
Soy, por supuesto, la única que lee en varios kilómetros a la redonda. A excepción de los que leen un periódico que creo se llama Sucesos y cuyo titular del día reza: "Hombre degüella por celos a su novia".

El verano por fin ha llegado. No llueve en Costa Rica.
Tengo la ilusa confianza en que llegaremos temprano a Chepe.
Ilusa, ya lo dije. Soy la reina de la ingenuidad. Porque la carretera está llena de agujeros, cráteres, desquebrajamientos, resultado de las lluvias y de la falta de mantenimiento y de la abominable cantidad de tráfico que pasa por esa carretera, furgones incluidos.

En algún páramo deshabitado se suben al bus dos ciegos. Con guitarras.
Ay, amenazan con cantar. Fastidio.
Pero comienzan a cantar. Y a tocar. Y parecen dos ángeles, cantan extraordinariamente bien. Me sorprenden.
Termina la primera canción y un tipo aplaude. Termina la segunda y el mismo tipo se levanta y dice que va a acompañarlos a la tercera canción. El tipo canta y tiene un vozarrón formidable. Yo es que no lo puedo creer. Demasiado virtuosismo en un sólo autobus.
Mientras los ciegos piden sus monedas, el pasajero-cantante invitado se presenta: soy el Charro Sullivan y vengo de amenizar un tope en Bagaces. Y canta Borracho te recuerdo, que si no me equivoco pertenece al repertorio de Vicente Fernández.
Es la segunda vez en la vida que doy monedas a un cantante en un bus, por buenos (siendo la primera a un rapero en un bus en San Salvador, que era excelente).

Por fin llegamos a Chepe. Casi a las cinco. Poco más de 6 horas de viaje, gracias a las pésimas condiciones de la carretera.
Otro trámite cumplido.
Otro road-movie vivido.

Hoy
Pienso en los autobuses. En la gente que estará haciendo la misma ruta de nuevo.
Siempre en la carretera.


lunes, diciembre 05, 2005

Trenes

1.
Los trenes son como pájaros, cada cual con su trino, cada cual con su canto.
Al atardecer regresan apurados a sus nido-estación, con su ruido y sus vapores, la agitación de su prisa levantando polvo y basura sobre los rieles.
Rojas, azules, blancas, plateadas. Las plumas de los trenes son de metal y de colores diferentes.

2.
La misma desolación se repite siempre en los rostros de los que esperan. No sólo en sus rostros, en el cuerpo, en la ropa, en el halo que desprenden.
Sea un tren, a un barco, el paso del tiempo, a alguien. No importa.
Esperar es una pasión en sí misma, una pasión aún no descubierta, no dignificada.
Pienso en estas cosas mientras espero el tren.

3.
Los trenes son como pájaros tragando gusanos en las estaciones.
Y los gusanos somos nosotros.

4.
Los trenes tienen alma, tienen espinas.

5.
Escribe esto alguien que nunca había viajado en tren. Alguien que nunca había visto un tren. Alguien para quien los trenes eran asunto de películas o realidad ajena, inalcanzable.
Alguien en cuyo país los trenes son reliquias del pasado, animales mitológicos difíciles de comprender o imaginar. Un país donde los rieles del tren son ruinas prehistóricas, botín de hurto, mercancía negociable, hierro por libra.
Vengo de un país donde un hierro nace en forma de riel y termina convertido en cacerola, en balcón, en remiendo, en esqueleto de alguna casa.
Vengo de un país donde un hombre escribió un libro llamado Trenes y donde habla del mar.

6.
Ahora vivo en un país donde hay un tren. Donde el tren corre por la ciudad como la sangre por las venas.
Escucho el tren llamarme con su pito melancólico, sonoro, enérgico. Es un grito que llama mi nombre, estoy segura. Y salgo hipnotizada, como zombie, corriendo para verlo pasar a un par de cuadras de mi morada.
Acudo al llamado del tren, al trino del tren, al canto del tren.
Y lo veo pasar. Y sonrío. Y me siento niña.

7.
Yo acaricio a mi tren como a un elefante, como a un camello.
Entro y salgo de su barriga.
El tren no me penetra a mí: yo entro en él.
Sexos invertidos.
Hermafroditas.

8.
Cuando el tren está a pocos minutos de llegar a su destino, entristezco. Quiero no llegar nunca, quiero seguir adentro del tren, viajar eternamente en tren.
Miro las líneas de colores que su velocidad deja flotando en el aire. Cuento las piedritas que se reparten entre los rieles de madera y metal. Descubro las flores que, atrevidas, nacen junto a la vía. Y los pájaros que exploran entre los rieles, buscando alimento, sin miedo de sus grandes hermanos, los pájaros-tren, que se aproximan a gran velocidad, que hacen vibrar el hierro de los rieles, los fundamentos de las casas de los alrededores, que sueltan el trino de sus pitos antes de llegar a la estación.

9.
Cuando voy en tren veo por las ventanas y veo a las personas, nunca leo. Me concentro en la panza del animal, en sus vísceras de asientos y puertas y los pasillos por donde los pasajeros caminan para buscar un buen lugar.
No me coloco los audífonos de mi radio pues quiero sorber todos los sonidos, el rechinar de las ruedas sobre los rieles, un ruido fluido, metálico, permanente, como la caricia de la mano de un hombre sobre la espalda desnuda de una mujer.

10.
Opino que los trenes me aman y yo a ellos.
Por fin para mí, un amor correspondido.

Cuando muera, ruego a Dios que mi viaje al más allá sea en tren.

(Publicado ayer en Áncora, suplemento cultural de La Nación de Costa Rica).

viernes, diciembre 02, 2005

Bagdad ardiendo

Otro blog que debo recomendar es Baghdad Burning, escrito por una mujer educada en Occidente y que se ampara bajo el seudónimo "Riverbend" (es sabido de algunos iraníes e irakíes que, comentando sobre la situación de sus países en un blog, fueron encarcelados. De ahí que no debe extrañar que una mujer irakí se tenga que amparar en el anonimato).
En este blog, Riverbend nos habla del día a día en el Irak ocupado, en el Irak de las bombas y los atentados. Alguien que escribe desde adentro de Irak y que debe proteger su identidad para poder decir lo que debe. Parte de estas entradas ya fueron publicadas en forma de libro y ganó recientemente el tercer lugar en un concurso promovido por la revista Letra Internacional, el premio Ulises, convocado para premiar al mejor libro de relato periodístico.
En la entrada del 25 de noviembre, Riverbend hace una poderosa reflexión sobre los asesinatos en Irak, en cómo se están asesinando a los profesores de las Universidades:
Whoever is behind the assassinations, Iraq is quickly losing its educated people. More and more doctors and professors are moving to leave the country.
(Quienquiera que esté detrás de los asesinatos, Irak está perdiendo rápidamente a su gente educada. Más y más doctores y profesores están dejando el país).
Y hace una también una objetiva reflexión sobre cómo tanta matanza no está haciendo más que alimentar una cadena de odios y venganzas que parece interminable:
I try to imagine what would happen to me, personally, should this occur. How long would it take for the need for revenge to settle in? How long would it take to be recruited by someone who looks for people who have nothing to lose? People who lost it all to one blow. What I think the world doesn’t understand is that people don’t become suicide bombers because -like the world is told- they get seventy or however many virgins in paradise. People become suicide bombers because it is a vengeful end to a life no longer worth living -a life probably violently stripped of its humanity by a local terrorist- or a foreign soldier.
(Trato de imaginar lo que me pasaría a mí, personalmente, si ocurriera esto. ¿Cuánto tiempo tomaría para que la necesidad de la venganza se me instale? ¿Cuánto tiempo tomaría para ser reclutada por alguien que busca a gente que no tiene nada qué perder? Gente que lo ha perdido todo en una sola explosión. Lo que creo que el mundo no comprende es que la gente no se convierte en atacante suicida -como se dice- porque recibirán 70 o quién sabe cuántas vírgenes en el paraíso. La gente se está transformando en atacantes suicidas porque es una manera vengativa de terminar con una vida que no vale la pena vivirse, una vida probablemente arrancada con violencia de su humanidad por algún terrorista local, o por un soldado extranjero).
Desafortunadamente, la situación en Irak está muy, pero muy lejos de normalizarse. ¿Cuántos años (y cuántos muertos más) tendrán que pasar para que sus ciudadanos puedan tener una vida digna y decente, sobre todo después que Mr. Bush anunció que espera la "victoria total" de sus tropas allá?

jueves, diciembre 01, 2005

Se recomiendan lecturas

¿Por qué no me extraña que en la Feria del Libro de Guadalajara, la representación de libros de El Salvador sea minúscula e incompleta? Según una nota publicada hoy por La Prensa Gráfica de El Salvador, que envió un corresponsal a la Feria, lo más destacable entre los libros salvadoreños son libros de cocina típica y algún diccionario de salvadoreñismos, junto con un libro sobre la vida de Tomás Regalado (un libro que de ser el que yo pienso, es una edición de lujo que vale poco más de 100 dólares...). Los escritores salvadoreños no estuvimos presentes ni en libros ni como invitados, pues la Cámara Salvadoreña del Libro, única presencia del país allá, pues... se fueron solitos, como siempre.
Gracias, Cámara Salvadoreña del Libro, por apoyar la literatura nacional.

* * *

Está ya en la web el número 9 de la revista electrónica centroamericana Carátula, dirigida por Sergio Ramírez. Este número presenta cuentos de Eduardo Halfon (Guatemala) y Rodrigo Soto (Costa Rica), poemas de Daysi Zamora (Nicaragua) y también una entrevista que hizo el editor de la revista a Halfon y mi persona cuando coincidimos en España para el encuentro de escritores Valiente mundo nuevo. Dicha entrevista pueden encontrarla en la sección de "Pláticas".

* * *

En la Feria del Libro de Guadalajara se presentó un blog llamado El Boomeran(g), que será realizado por 6 escritores: Santiago Roncagliolo (escritor peruano residente en Barcelona), Héctor Feliciano (Nueva York), Jorge Volpi (México), Marcelo Figueras (Buenos Aires), Jean-Francois Fogel (París) y Félix de Azúa, desde distintas ciudades. Dicho blog está editado por la Oficina del Autor, del Grupo Prisa, de España.
El espacio no sólo da hogar a los posts de los autores mencionados, sino que también presentará otros materiales. En esta etapa inicial, se presenta un avance del próximo libro de Sergio Ramírez, El Reino Animal, una crítica sobre Mi vida de farsante de Peter Carey y un par de videos con Mario Vargas Llosa y Manuel Vicent. También hay un foro abierto para opinar sobre ciertos temas, arrancan con esta pregunta: "Al simular demencia senil y colapsos orgánicos para evitar, inútilmente, la acción de la justicia, ¿ha escrito Augusto Pinochet un nuevo capítulo de la gran novela del dictador latinoamericano?"

Día Mundial del Sida

El número de personas que viven con el VIH en todo el mundo ha alcanzado el nivel más elevado, y ha pasado de unas cifras estimadas de 37,5 millones en 2003 a 40,3 millones en 2005. En ese último año, más de tres millones de personas fallecieron por causa de enfermedades relacionadas con el SIDA, y de ellas, más de 500 000 eran niños.
Los aumentos más acusados en las infecciones por el VIH tuvieron lugar en Europa oriental y Asia central (con un aumento del 25% y 1,6 millones de infecciones) y Asia oriental. No obstante, África subsahariana continúa siendo la región más afectada en el mundo: el 64% de las nuevas infecciones (más de tres millones de personas) ocurren en este subcontinente.

(Fuente: informe de ONUSIDA, 2005).

lunes, noviembre 28, 2005

Río fugitivo

El escritor boliviano Edmundo Paz Soldán se incorporó hace poco a la atmósfera bloguera con su blog "Río Fugitivo", también título de una de sus novelas. En su blog hace comentarios sobre literatura. En particular, me pareció muy interesante su reflexión sobre blogs y literatura, donde asegura:
La estrella literaria del internet hoy es el blog. El blog es una bitácora de viaje en la blogósfera, un espacio textual que tiene algo del diario, del cuaderno de apuntes, de la crítica literaria, de la columna de opinión, del microrelato, del epigrama y de cuanto uno quiera añadir: el blog amenaza con suplantar a la novela como el gran género en el que cabe de todo. Gracias a la aparición de un nuevo soporte tecnológico estamos asistiendo, en “tiempo real”, al nacimiento de un nuevo género literario. La crónica ha sido en América Latina, desde fines del diecinueve, uno de los géneros privilegiados de nuestra modernidad, capaz de darnos muchísimos textos clásicos –estoy pensando en las crónicas norteamericanas de Martí, en las de Gutiérrez Najera--; hoy tiene grandes continuadores como Monsiváis y Pedro Lemebel, a través de periódicos y libros, pero quizás el verdadero capítulo contemporáneo de la crónica lo estén escribiendo en el internet los autores de blogs.
Afirmación que comparto.

sábado, noviembre 26, 2005

Los misteriosos caminos de la creatividad

Injusta me pareció la nota de la semana pasada sobre una exposición de pinturas hechas por el poeta Derek Walcott y actualmente exhibiéndose en Nueva York.
La nota, publicada en el New York Times, From the mind of a poet, turning words to images, y firmada por Ken Johnson, afirma que de haber un Nóbel para artes plásticas, definitivamente no se lo darían a Walcott, no sólo porque ya ganó el Nóbel de Literatura en 1992, sino porque sus cuadros no son nada extraordinarios. (La ilustración de esta nota es uno de dichos cuadros). Creo que hay un ángulo del asunto que el Sr. Johnson no contempla en su nota.
Independientemente de la calidad o no de los cuadros de Walcott, sus cuadros son interesantes por el personaje que los pinta, por ser quien es. Y también y precisamente, por ser poeta. No es novedoso que artistas conocidos por una disciplina se dediquen paralelamente a cultivar otras áreas creativas, sin afán de ser profesionales en ella. Quizás a veces no lo hacen de manera tan brillante como sí hacen lo que los llevó a la palestra pública, pero creo que eso no anula sus demás procesos creativos. Gao Xingjian y Günter Grass, otro par de Nóbeles de Literatura, también pintan. No se me ocurren por el momento más ejemplos de escritores (o pintores o actores o músicos) que de pronto exploran otras áreas.
Para mí ha sido complementario, en algún momento de mi vida, pintar. De hecho me ha servido muchísimo cuando he estado con la mente en blanco, o con el famoso bloqueo que nos agarra a veces a los escritores. O por lo contrario, cuando he estado en etapas de excesiva creatividad. Por ejemplo, cuando escribí A-B-Sudario, tenía dos mesas de trabajo. En una escribía la novela, en la otra pintaba. Cuando me trababa en algo de la novela, me iba a pintar un par de horas y entonces se me ocurría otra idea y volvía a escribir otro par de horas, y así.
Jamás tendría la pretensión de exponer en público mis cuadros (ni siquiera los tenía colgados en mi casa, a excepción de uno, y eso en mi estudio donde prácticamente nadie entraba). Por ahora me ha dado por la fotografía, quizás en el alboroto del juguete nuevo, aunque también creo que me sirve en este momento en que no estoy escribiendo y en que no tengo las condiciones adecuadas para pintar (el lugar donde vivo es minúsculo y además con una ventana alta que no permite buena ventilación o luz).
El caso es que cuando uno ya está en el tren de la creatividad, el cuerpo mismo pide seguir haciendo algo, creando, pensando, desarrollando ideas, imaginando, probando, explorando, viendo el arte de los demás. Porque escribir (como todo proceso creativo) no se limita al instante en que uno anota palabras, redacta párrafos. Hay mucho más trabajo detrás. Y lo mismo ocurre con la pintura (cuando uno tiene "la visión" de una imagen que uno quiere reproducir en un lienzo) o en el baile (cuando uno escucha una melodía y "mira" la manera en que podrá bailarse y escenificarse) o en la actuación (cuando uno siente algo así como "el estar invadido" por otro ente, el personaje que uno va a encarnar).
Por otro lado, me parece que todas las áreas artísticas están interconectadas, y de todas se aprende algo nuevo mediante su ejercicio directo, al mismo tiempo que complementan el oficio principal (llamémoslo así). La construcción de un personaje en actuación es similar a la construcción del personaje en una novela. La selección de los colores al pintar me obliga a definir texturas, tonos, sombras, luces, algo que luego uno intenta abarcar en palabras y que es, me parece, de lo más difícil de hacer (describir una luz, un olor, un algo intangible... por lo menos a mí me cuesta horrores).
Lo cierto es que la creatividad del ser humano tiene un único límite: nosotros mismos. No temamos explorar senderos alternos a nuestra ruta principal.